Una de las prioridades máximas del gobierno de Guanajuato era la captura de José Antonio Yépez Ortiz, mejor conocido como “El Marro”, quien fungía como uno de los capos más peligrosos del país como líder del Cártel de Santa Rosa de Lima, una organización que sumió a la entidad en un estado de miedo y violencia constantes al disputar la plaza con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Este 2 de septiembre se cumple un mes de la captura del “Marro”, quien fue capturado por fuerzas federales y estatales en un operativo en el municipio de Santa Cruz de Juventino Rosas, pero la situación en Guanajuato no ha mejorado del todo. En aquella acción no solo fue capturado el narcotraficante, también consiguieron liberar a una empresaria que permanecía secuestrada.
Pero el CJNG, comandado por Nemesio Oseguera Cervantes, alias “El Mencho”, se reagrupó y fortaleció en León, la ciudad más grande del estado y con 1.6 millones de habitantes. Ahí miden fuerzas contra la Unión de León y el Cártel Nueva Plaza. Estas últimas organizaciones criminales, que se conformaron recientemente, son patrocinadas y controladas por el Cártel de Sinaloa, que estuvo en manos de Joaquín “El Chapo” Guzmán (hoy en prisión) y por Ismael “El Mayo” Zambada.
“Ese debilitamiento no significa que el Cártel (Santa Rosa de Lima) esté completamente derrotado, sigue habiendo actividad, sigue habiendo balaceras, conflictos entre las células armadas de ambos cárteles, pero en esa región sí ha habido una disminución marginal de la violencia homicida”, dijo David Saucedo Torres, consultor y especialista en materia de seguridad pública.
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Tras la captura del “Marro” disminuyeron los homicidios en Guanajuato. En julio se registraron 402 y en agosto solo 351, es decir 12.7% menos. De cualquier forma, las cifras no son alentadoras, ni lo suficientemente bajas para que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, se sienta complacido.
“Sigue habiendo problemas. Ayer fue el estado con más homicidios, Guanajuato, (aunque) ya no igual, ha habido una disminución”, reconoció este miércoles en la rueda de prensa matutina López Obrador.
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Detener al “Marro” no representó la paz en la entidad, sino la reubicación de las células del crimen organizado, principalmente del Cártel Jalisco Nueva Generación, que pretende tener el control de las vías de comunicación del estado para el tráfico de narcóticos hacia la región norte del país, en control del Cártel de Sinaloa, que no desean perder terreno ante sus rivales.