Fabricio Antonio Alemán Valadez es el primer candidato invidente en la historia del estado de Guanajuato y en compañía de su perro Arturito, un labrador entrenado como perro guía, el del Verde Ecologista (PVEM) recorre las ciudades buscando el voto.
Todos los candidatos hablan y prometen generar políticas públicas de inclusión, pero para Valadez, de 39 años de edad. esto va más allá de una promesa, es una necesidad real pues es invidente desde los 21 años.
”Yo no nací ciego, fue una discapacidad adquirida y fue más difícil el estar acostumbrado 21 años a ver y luego se te va la luz, todo se me hacía imposible”.
Fabricio Alemán Valadez, candidato
Fue a raíz del síndrome de Cushing, consistente en una alteración en las glándulas suprarrenales que producen cortisol, que esta enfermedad comenzó a inflamar su cuerpo, desgastar sus huesos y destruir los músculos, un día sus ojos también comenzaron a inflamarse hasta llegar al glaucoma y literalmente reventar su nervio óptico, perdiendo la vista irreparablemente.
Ser invidente lo impulso a querer mejorar la vida de otras personas y hoy bajo el lema “Ver por Guanajuato”, contiende por la diputación federal en distrito 7 que corresponde a los municipios de San Francisco del Rincón, Purísima del Rincón, Pénjamo y Manuel Doblado.
Busca impulsar medidas para que las personas con cualquier tipo de discapacidad, no solo la visual, puedan tener espacios adecuados y una vida digna.
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”En materia de inclusión, de infraestructura, de vialidad, de seguridad, tanto San Francisco como los municipios que le corresponden, ahora si que yo quiero abogar por ellos para que tengamos educación de calidad, que tengamos programas y apoyos, pero que realmente esos recursos lleguen realmente a las personas que los necesitan.”
Propone crear escuelas e institutos para educar a las personas invidentes o débiles visuales, donde se les capacite en temas como el cruzar seguros las vialidades, identificar los riesgos, manejar un perro guía o hasta leer braille, además el crear un organismo de infraestructura pública que oriente a la ciudadanía acerca de cómo adaptar los espacios públicos para que sean amigables a las personas con discapacidad.
”Si para las personas en la vida diaria el cruzar una calle es difícil, imagínate nosotros que somos invidentes todavía más, arboles como los cítricos cuyas ramas tienen espinas te arañan, imagínate donde me saquen un ojo y me quede ciego” bromea con su peculiar sentido del humor.
De llegar al Congreso de la Unión generaría un impacto a tal grado que las instalaciones tendrían que modificarse para ser incluyentes y todas las leyes e iniciativas tendrían que transcribirse al braille para que el pudiese leerlas.