El último día del año dedicado a Francisco Villa, el Centauro del Norte, fue el escenario para la develación de una estatua del revolucionario en el Corredor Peatonal Francisco I. Madero, en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

La estatua representa el momento en que Francisco Villa subió a una escalera y retiró las placas con el nombre de la calle Plateros para colocar otras con el nombre del expresidente Francisco I. Madero, como un homenaje luego de su asesinato en la Decena Trágica.

El jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Martí Batres, encabezó la develación de la estatua de bronce creada por el escultor Eduardo Bautista. Batres estuvo acompañado por escritores, historiadores, descendientes de Villa y funcionarios de la administración capitalina.

Batres dijo que Villa es un personaje que, viniendo de abajo, logró obtener un lugar especial en la historia de México. “Es un personaje que nos inspira, que nos motiva, que nos enseña que no hay imposibles”, afirmó.

El bisnieto de Villa, Martín Villa García, entregó a Batres el reconocimiento El Mayor de los Dorados. “Es un reconocimiento que se le otorga a los líderes que tienen la capacidad de inspirar y motivar a la gente”, dijo Villa García.

La estatua de Villa es una obra de bronce de 1.80 metros de altura. Representa al general con su traje charro característico, su sombrero de copa y su caballo negro. La estatua está ubicada en el cruce de las calles Madero e Isabel La Católica, en el corazón del Centro Histórico de la Ciudad de México.

La develación de la estatua de Villa es un reconocimiento a la importancia del revolucionario en la historia de México. Villa fue uno de los líderes más carismáticos y controvertidos de la Revolución Mexicana. Su vida y su obra siguen siendo objeto de debate y admiración, a más de un siglo de su muerte.

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